lunes, 20 de abril de 2015

Papá, Cuando Grande quiero ser como tú: ¡Pensionado!

Lo recuerdo claramente, mi papá por la tarde del trabajo como todos los días. Pero esta vez había algo especial: Estaba más feliz que de costumbre, cargaba una pequeña caja con sus chucherías de la oficina (lápices y libretas, nunca tuvo fotos nuestras o de mi madre), contaba los detalles de como había sido su último día. Mi madre no se veía tan feliz, ¿Quien diablos se va a aguantar a su papá jodiendo todo el día en la casa? decía sin ocultar su desconcierto. ¿Que pasa mamá? Pues su papá que se acaba de pensionar.

Al principio no entendía tanta felicidad. Es decir, mi papá nunca vivió amargado por tener que trabajar. Era el funcionario público por excelencia, trabajaba a su ritmo normal, aunque sus compañeros le decían que el tenía tres velocidades: lento, más lento y parado. Nunca se preocupó por obtener un ascenso si de todas formas la paga iba a ser la misma. El funcionario público la tiene muy clara, de cierto punto hacía arriba no se puede seguir subiendo sin que el cargo se convierta en una cuota política.

Luego se sentó a la mesa de la cocina y empezó a explicar sus cuentas. Cuanto iba a recibir mes a mes, liquidaciones, bonos  y lo mejor de todo:  que no tenía que volver a la oficina. En ese momento lo comprendí: Mi papá no tenía una sola deuda, tenía los carros que quería, tenía una casa gigante, una finca, mis hermanos y yo habíamos estudiado en las mejores universidades del país y la única obligación que le quedaba era levantarse a desayunar. La única persona realmente perjudicada era mi mamá, ahora tenía que prepararle el almuerzo a mi papá. Fue una revelación, una epifanía: mi papá por fin era rico... no pude contener la emoción y le dije: Papá, cuando grande quiero ser como tú: ¡Pensionado! ... Mi mamá nos lanzó una mirada rayada y suspiró un profundo ¡uhmmmmm!

Mi padre se había salido con la suya. Había logrado una veintena de cosas que definen una vida exitosa sin tener que ser el super ejecutivo y con niveles de stress mínimos. De hecho había llegado a ser un hombre rico con el menor esfuerzo posible y lo mejor de todo es que había sido un acto consciente y no por azar.

Por mi parte, aunque yo tenía muy claro que quería ser pensionado como mi padre, también tenía claro que no podía esperarme hasta ser un anciano para lograrlo. Yo tendría que ser un empresario.

¿Empleado o Empresario?

Los gurús de la riqueza nos han vendido la idea de que para ser ricos tenemos que ser empresarios, innovadores y altamente competitivos. De hecho generan frases, videos, memes y demás contenido multimedia para hacernos saltar desde nuestra zona de confort hacia el vacio, porque de lo contrario seremos pobres, infelices y peor que eso: unos perdedores.

La gran noticia es que se puede ser rico  siendo empleado o  siendo empresario. También se puede ser rico viviendo una vida relajada o siendo altamente competitivo. Lo que si es imposible es ser rico siendo desempleado y no haciendo nada todo el día.

La diferencia entre ser empleado y empresario o altamente competitivo y relajado va a ser el tiempo que se tarde en ser rico, el porcentaje de fracaso y el nivel de riqueza obtenida. 

También hay que tener en cuenta que el ser empresario no es para todo el mundo. Los empresarios no solo deben responder por su propia familia, sino también por la de cada uno de sus empleados y como si eso fuera poco tienen que responder por la seguridad social de estos.

Los empresarios también tienen muchísimas responsabildades en cuanto a impuestos se refiere: renta,  IVA, ICA, predial, estampillas, retenciones y un largo etc.

Todas estas cargas, sobre todo al principio, suelen ser bastante agobiantes.

Entonces, ¿Cual es el secreto para ser rico?

El llegar a ser rico tiene varios secretos:
  1. Tener un objetivo claro.
  2. Definir una hoja ruta o plan
  3. Si aparece un atajo: tómalo.

En otros artículos del blog explicaremos los detalles. Pero demos por el momento un sobrevuelo a cada punto.

Tener un objetivo claro

Lo primero que hay que hacer es definir que tan rico se quiere ser. Al aumentar los niveles de riqueza, también aumentan los niveles de responsabilidad.

Muchos piensan ser tan ricos como video de reggaetonero y no caen en cuenta que esas mansiones requieren de sirvientes que limpian la piscina, cuidan los jardines, limpian la casa, pilotean los aviones y le hacen mecánica a los carros. Inclusive las guarichas que bailan alrededor de la piscina algo esperarán recibir a cambio.

O posiblemente tan solo desees tener una cabaña en la playa o vivir en un condominio en un paraiso tropical.

Debes echarle números a ese objetivo. ¿Cuanto vale esa casa? ¿Cuanto vale el auto de lujo? ¿Cuanto debo pagar mes a mes por los sirvientes y las guarichas?

Después de echarle números al asunto descubrirás que debes generar equis cantidad de dinero para comprar los activos ociosos de tu objetivo (mansiones, carros, yates ...). Y debes generar una cantidad de negocios o activos productivos que puedan mantener los costos fijos de nivel de vida (comida, salud, sirvientes, impuestos...).

Definir una hoja ruta o plan

Teniendo claros los números es más fácil definir una hoja de ruta. Esta hoja de ruta tendrá respuestas como: cuanto dinero debo ahorrar mes a mes, cuanto deben rentar mis activos productivos, hasta donde debo escalar en la pirámide profesional o que tan grande debe ser mi empresa.

A grandes rasgos la hoja de ruta tendrá un modelo en el cual se genera más dinero que el se consume. Y todo el dinero excedente se invierte en activos productivos que generen más dinero.

Posiblemente tengas que alterar tus objetivos (aterrizarlos) o exigirle más a tu hoja de ruta para poder llegar a la meta.

Prueba tu hoja de ruta mentalmente: ¿Realmente quiero pescar cangrejos en Alaska durante 5 años? ¿Realmente quiero tener una empresa de mil empleados y viajar por todo el mundo? ¿Aguantaré el estrés y competividad de una multinacional?... ¿Suena ridículo? Pues no. Ahí está Juan Pablo Montoya que llegó a la cima de la Formula 1 y se aburrió de estar corriendo por todo el planeta.

En el otro extremo hay muchas personas se dejan llevar por la vida o por los amigos sin un rumbo claro. Estudían un postgrado y no tienen claro cuanto les va a costar y luego no consiguen empleo. Dejan sus trabajos para independizarse y luego descubren que ese mercado estaba saturado y lo pierden todo. Aunque, algunas veces esas personas que dan tumbos por la vida terminan dando en el clavo, la mayoría de las veces no es así. Uno solo tiene una vida como para dejarla toda al azar.

Todos estos temas los ampliaremos después.

Si aparece un atajo:  ¡Tómalo!

Cuando tienes una vida ordenada y eres económicamente estable vas a recibir decenas de oportunidades. Debes evaluarlas y si estas representan un atajo debes tomarlo. Por ejemplo: Has venido escalando en una empresa y recibes un llamado de otra empresa en el cual te ofrecen un aumento radical de tus ingresos y cierta estabilidad. ¡Tómalo! Otro ejemplo: Tu empresa va bien y te ofrecen un mega proyecto de bajo riesgo y gran sacrificio ¡Tómalo!  Llevas décadas tratando de hacer crecer tu empresa y no has podido, te ofrecen a cambio de ella el equivalente a veinte años de ganancias ¡Tómalo!

Por el contrario, cuando tu vida económica es un desastre solo te aparecerán negocios chimbos o re-chimbos: Amway, Herbalife, Forex etc.

En resumen, lo importante es tener un plan. Sin energías, sin positivimos, sin cristales y sobretodo sin frases culas que te lleven a cometer estupideces.



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1 comentario:

  1. Y sin gurues como faros financieros. Trabajar, trabajar y trabajar. Conservar el trabajo porque es una bendicion y no oir la ilusa libertad financiera de los multiniveles

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